- ¿Pero cómo no viniste?, ¡te esperé toda la tarde!
No me toques lo que suena, Amparo, que sabes perfectamente a qué altura están los pomos en la puerta de tu casa. Y ahora me dirás también que aún no te has enterado de que no hay timbre y que a las aldabas se sube en helicóptero.
Si no quieres que venga no me invites. Media hora estuve chillando y saltando y ni modo de entrar. Menos mal que estos meses vives en Praga y me gusta el cementario judío de la ciudad, así que me fui a visitarlo (fotos de Jesús M. Landart).
Quizá no es el más bonito, pero es uno de los que más me gustan de Europa.
Una amiga judía de Lumen.
Sabbath Shalom!