París, al orto y al ocaso

Vailima, una de mis blogueras de cabecera, recientemente redactó una entrada en la que podía verse un templo con dos luces diferentes, por la mañana y por la tarde. Eso me hizo recordar que, hace cuatro años, hice dos veces la misma foto a Koke en París: apoyada en la baranda de piedra del hotel Le Madison, con la Iglesia de Saint-Germain-des-Près como fondo. La primera foto fue efectuada al orto. Bueno, la intención era hacerla a esa hora, pero la escasa luminosidad y la mucha modorra trajeron como consecuencia que se materializase simplemente "por la mañana":


La segunda foto pretende mostrar la luminosidad de París en general, y de esa iglesia que es el punto más antiguo de la ciudad en particular. Pero fue hecha poco antes del ocaso, por la tarde cuando aún impactaba como puede verse el sol contra la torre del templo. La luz en la cara de Koke en la primera foto se debe sólo al flash de la cámara. El objetivo era mostrar la ciudad, o uno de sus más significados elementos.

Nosferatu, íncubos, súcubos... y trasgos de la imaginación

"Das Kabinett des Doktor Caligari" (El Gabinete del Doctor Caligari) -el Doctor (Werner Krauß) en la primera imagen-, de 1920, es una obra pionera del cine expresionista alemán. En ella, el inquietante director de un frenopático, sus aún más inquietantes personajes a los que maneja como a marionetas, y la estética fascinadora, tienen como resultado una obra maestra; una de cuyas secuelas es "Nosferatu, eine Symphonie des Grauens", dirigida por Murnau, de la que veremos debajo la desasosegante entrada del Conde Orlok en la habitación del protagonista durante la noche:


El Conde Orlok es el nombre que, por cuestiones de autoría, hubo que dar a Drácula en esta película, magistralmente interpretada en 1922 por Max Schreck, un actor de 43 años que dio y aún da mucho que hablar por su impresionante interpretación. "Nosferatu, una sinfonía del horror", es la traducción de su título al castellano. En aquella época debía ser aterradora la cinta, pues lo sigue siendo hoy día.


En esta escena, ya en la ciudad de Bremmen, vigila a su presa desde la casa de enfrente.


La sombra del vampiro en la escalera, con su garra extendida hacia la puerta de la amada del protagonista: esta escena ha marcado la historia del cine. Está siempre al final de este blog.


Los íncubos y súcubos: seres inexistentes, imaginarios, a los que se han atribuido desde antiguo los horrores y despertares nocturnos.
Acostumbraban a visitar a los mortales en sus lechos, provocando despertares aterradores, incluso con secuelas de relaciones sexuales, tan reales como la víctima se quisiera imaginar.
Ante la avalancha de testimonios recogidos por los inquisidores, San Agustín, demonólogo de gran reputación, y sus contemporáneos, llegaron a aceptar la realidad física de estas supuestas entidades demoníacas que procedían de estados inmateriales. Eran otros tiempos. Ahora tenemos a los contactados con extraterrestres. Si es que siempre evolucionamos a peor.

Los suevos al aire

Ayer, los amigos que pasaban el finde en casa, Koke y yo, pudimos ver unos segundos en las noticias de la tele una espectacular imagen, en que una bola rosada y sanguinolenta afloraba de entre la tela de la taleguilla del diestro Miguel Ángel Perera. Era un suevo, o sea, no un cojón con su bolsa escrotal y demás, no quiá, se trataba de la propia criadilla en can·ne viva. En la foto puede verse el ffffzzzssst... instante en que el toro le causa "una cornada en la región escrotal izquierda con evisceración de testículo y salida por raíz de pene". Era el tercero de la tarde. Veinte puntos veinte en el forro los cojones.

¿Acabó ahí la cosa?, ni de coña; "Sin anestesia, ni siquiera un calmante", como explicó el doctor Máximo García Padrós, "se dejó curar, volviendo al ruedo más despierto, muy motivado".

Pero aún quedaba más: "fue cogido de nuevo por el quinto cuando lo citaba por estatuarios en el inicio de la faena de muleta". De esta cosechó una "herida en la región crural con una trayectoria hacia arriba y adentro de 15 centímetros que contusiona la arteria femoral superficial, de pronóstico muy grave". Pero él con un torniquete dijo "¡Ehám·me zólo!", y, a toreaaar... hasta que se le quedó la pierna exangüe y le obligaron a abandonar el coso.
En los segundos 19 y 58 de este vídeo puede ver, quien lo desee, un testículo en todo su esplendor:

En la Feria de Castellón 2008, Luis Antonio Gaspar “Paulita” fue sometido en la tarde del martes 11 de marzo a una intervención quirúrgica en la Clínica Quirón de Zaragoza después de que arrastrara molestias todavía de la extensísima cornada sufrida el pasado invierno en México, donde le fueron administrados nada menos que 87 puntos de sutura en la región genital.

¿Pueden caber tantos puntos en las pelotas?

Nunca me ha llamado la atención el mundillo del toro, pero, de lo que no cabe duda para mí, es que cosas como estas, tienen tanto que ver con el valor como el suicidio con el sentido común. Me preguntan con frecuencia si volveré en breve a salir tres o cuatro años a un destino diplomático en el extranjero... la pregunta es si, en su caso, regresaré aquí.
PS. No me he equivocado, esta entrada está escrita en rojo-sangre.