En esta otra aparezco gratamente flanqueado por las tres mozas que integraban nuestro grupito de media docena de barceloneses. Por cierto que en el Airbus A-320 expenden unos sandwiches que están de muerte, eso sí, baratos no son, y más vale que la deglución de los mismos sea rápida, porque un vuelo entre Barcelona e Ibiza consiste en un aterrizaje y un despegue.
Cardona: no sólo hay minas de sal en Siberia
En esta otra aparezco gratamente flanqueado por las tres mozas que integraban nuestro grupito de media docena de barceloneses. Por cierto que en el Airbus A-320 expenden unos sandwiches que están de muerte, eso sí, baratos no son, y más vale que la deglución de los mismos sea rápida, porque un vuelo entre Barcelona e Ibiza consiste en un aterrizaje y un despegue.
La boda de Lu2b3l en Ibiza
Inocente como es, fuimos llamados en lo más solemne de la ceremonia con todos los honores para entregarle el agasajo, y loar su pasado y su presente claro, y de noche entre velas y luz tenue, a escasos cinco metros de las olas del mar rompiendo contra la costa, en un marco incomparable, le entregamos oportunamente envuelto y decorado con fotos de su desordenada vida de otrora por un lado, y de Natalie y Lu por el otro en su plácida vida actual, y tras un breve discurso que pronuncié tratando de contener las lágrimas (enseguida entenderéis porqué), esta maravilla, esta joya preciada que hasta echa luz, mecagüen el copón, que con los amigos no hay que escatimar en gastos ni en nada:
http://www.youtube.com/watch?v=AEQrpXCZUXY
Y la boda discurrió feliz, con buena comida y bebida, sin incidentes y ¿ein?
Nathalie et Lu, veuillez bien agréer l'expression de la notre plus grande amitié, et nous rejoindre bientôt ici a Barcelone, ou chez vous aux Pyrenees.
El mandril con inquietudes artísticas
Hace unos meses, Tereixa y Jambrina (que es el marido de Tereixa), pasaron unos días en la casa en que Koke manda y ambos vivimos, y me regalaron la fabulosa camiseta que llevo colocada en la instantánea. Esa noche recibimos a nuestros amigos una docena de miembros de una cofradía de adoradores nocturnos del Santo Grial del Cerebro Sobredimensionado.
En la foto, yo luzco feliz al mandril que se retrata lo que no puede verse, entre un Jambrina que cena con apetito, y Koke que charla con otra persona, indiferente a mis “intelectuales” actividades
Lo cierto es que ese fin de semana reímos mucho, y sin saberlo, Violeta la Burra, reputado/a artista/o de Barcelona, contribuyó a ello con su música.
De propina; he aquí la letanía fúnebre del mandril fallecido, que tanto entusiasmo despertó en Tossa de Mar hace ya casi un año, y descubierta -al menos para mí- por el Marqués del Villar de Huergo:
(no es un vídeo apto para mentes sensibles)
http://www.youtube.com/watch?v=_llVqOnrt1Y
Fer
Una bufanda viviente, de piel de pitón
Sí amigos, en la foto, con esa cara que pongo de angustia, temor e inquietud, sujeto rodeando mi cuello una serpiente pitón. Junto a mi cara puede verse la del simpático ofidio, que no os creáis, pesaba lo suyo, y posé con ella largo rato porque el fotógrafo la sacaba movida (la sierpe no paraba de moverse).
Divertido como estaba yo en este lance, la mujer del dueño del bar -el "Museu", de Empuriabrava, L'Alt Empordà (Girona)-, se acercó para "tranquilizarme" al respecto de que si yo no hacía movimientos bruscos, no corría peligro; momento en que hice con la boca un ruido como el maullido de un gato que es atacado por un dobermann, y en un rápido gesto le coloqué los morros de la pitón a un centímetro de los suyos. Experta como pretendía mostrarme ser (el bicho era de su marido), ante mí sólo quedaron de ella las bragas y una nubecilla de polvo en el aire, porque desapareció como los personajes de F. Ibáñez en sus tebeos.
La bicha era como tener una bufanda de piel, que al estar viva además te va haciendo un masaje. Eso sí, la sujeté con las dos manos, porque estos animales tienen cierta querencia a que sus masajes consistan en abrazos al cuello, digamos... de excesiva efusividad.
Observad que todo cristo se apartó bastante de mí, y fijaos en el ser que se ve a mi derecha en la foto, sentando/a en la barra del bar, mirando a la cámara y sonriendo. Tiene cara de tío, pero lleva falda y zapatos de tacón, ¿qué será eso?, en fin... ¡Ah!, eso oscuro que llevo sobre la cabeza es pelo, la foto está tomada a finales de los ochenta's del pasado siglo, y además, si la pelusilla del tarro me la dejo larga y me la anasagastizo convenientemente, puedo parecer un no-calvo.
¿Vienes a jugar con nosotros?
A veces pasa la vida... desapercibida
El pendejo de la izquierda soy yo, a mi derecha está mi primo Pedro, y más a la derecha hay una moza... ¿podéis creeros que no me fijé en ella ese día?, ¿pero cómo una chica con un bikini tan bonito pudo pasarme desapercibida?, a veces pienso que "desapercibir" tiene que ver con la condición de percebe.
Es sorprendente cómo las fotos de nuestras vivencias pasadas, como ese día en la playa, nos hacen evocar otros tiempos, e incluso desear introducirnos en la propia imagen para recrearnos de nuevo en las experiencias pasadas, y apreciar con más detalle lo que tal vez nos pasó por alto pese a tenerlo tan cerca.
Koke me acaba de fulminar con la mirada el occipucio -que se halla ubicado en la cabeza-, por lo que voy a acabar ya esta entrada, en la que tenía previsto extenderme más. Bueno, a según qué edades, como la que presento en la foto, tampoco puede uno extenderse mucho en según qué aspectos.
Fer
La entrada a otra dimensión
A veces las cosas antiguas nos retrotraen al pasado, a la infancia, a momentos felices y sosegados. Otras veces, empero, hay cosas de antes que pueden causar, a según quienes, un cierto desasosiego. Dime, ¿dormirías dentro de esa casa?, ¿bajarías a esa entrada con un candelabro a ver qué ocurre si escuchases ruido y no hubiese luz?
Esa foto es del mes pasado, y esa mansión está como cuando la construyeron, decoraron y amueblaron. Pulsa si lo deseas para verla con detalle. En la casa han nacido y muerto varias generaciones de personas de una misma familia.
¿Quieres pasar?, yo te invito, aunque la casa no sea mía. Se come bien, y se duerme... cuando se logra conciliar el sueño, porque es que en las casas viejas hay muchos ruidos, ¿sabes?, sobre todo de noche.
Mi primer tigre
Para mí era un michirrín, un gatito pero más grande. La sonrisa plácida con que lo tengo sujeto muestra que yo no era consciente de en qué cosa se iba a convertir Javi algún tiempo después, porque mi tigrecito se llamaba Javi.
Al tenerlo encima ronroneaba, como un motorcito, pero tan fuerte que sostenerlo, o estar tumbado con él encima, equivalía a una sesión con un fisioterapeuta o fisiatra, por las vibraciones. Se le oía ronronear desde la otra punta de la casa, y mira que la casa era grande. Su tacto era suave, agradable, calentito. Y maullaba, ya que faltaba mucho para rugiese, yo nunca le oí rugir de hecho. Sí lo utilicé como almohada y como cojín, y él a mí como amamantador, pues le di el biberón.
No cabe duda de que los sesenta’s profundos del pasado siglo conocí muchas de mis primeras cosas, incluidas las primeras pajuelas, que decían entonces los curas que perjudican la vista –como supongo que aún dirán ahora con más discreción en sus círculos íntimos-, y debe ser por mi solitaria y precoz afición que soy miope, o quizá no.
La caca de Javi olía mú malamente, como dice Imperator de uno de sus gatos parecía que cagase plutonio. Pero pocas cosas más placenteras que jugar con un gatito que, como puede verse en la foto, era casi tan grande como yo, y en cambio era un cachorrito.