Es gracioso, yo jugaba con un globito, y ni siquiera existía el proyecto para edificar el símbolo de nuestra civilización, del que hace ya más de un lustro que no quedan ni los cimientos, y mientras tantas otras personas seguimos jugando con todo tipo de cosas. Es curioso lo efímeras que pueden resultar cosas monumentales, hercúleas; y cómo en cambio cosas tan insignificantes como un niño jugando con un globo, puede sobrevivirlas.
En realidad son las personas y los recuerdos los que sobreviven, son por tanto más poderosos e indelebles que los objetos materiales, que pese a su apariencia, son efímeros como los globos de los niños. Quiero acabar esta entrada mandándole un besito en los morritos al Coloso de Rodas, no sé qué me lo ha hecho recordar.

¿No tienes la sensación de que todos, en aquella época, éramos bastante pareciditos? Tu foto podría haber sido cualquiera de las mías. Creo que crecimos rodeados por una bien parecida atmósfera, la de aquellos estupendos 60...
ResponderEliminarSin nostalgias incurables, un abrazo.
Pues creo que tienes mucha razón, el aspecto que ofrecemos en las imágenes casi todas las personas a las que nos tocó transitar por los sesenta's, se diría que nos confiere un aspecto cuasi clónico. Coñe, si vivíamos todos igual, a lo mejor es normal que tuviésemos el mismo aspecto XDDD
ResponderEliminar> ... por la DEA ...
ResponderEliminar"Tximinoa arbolan gorago, haren ipurdia ageriago". O sea, "Cuanto más arriba está el mono en el árbol, más se le ve el culo".
> no sé qué me lo ha hecho
> recordar.
Y yo tampoco sé por qué te he puesto ese viejo dicho ... debe haber sido un déjà vu.
(no dice que tipo de mono es, pero nos lo imaginamos XDDD)
> Es curioso lo efímeras que pueden
> resultar cosas monumentales,
> hercúleas;
Precisamente por eso se convirtió en la diana que acabó siendo.
Te noto nostálgico, caro amico. ¿No has desayunado bien?
ResponderEliminarOh, pues un zumo de toronja nada más, estimada y guapa guipuzcoana. Es lo que tiene vivir lejos de las tierras euskaldunes o nafarrensis, que se nos aflojan los temples y luego se pone un fláccido de ánimo.
ResponderEliminar