Fin de semana en Guipuzcoa

Entre los días 24 al 26 del febrero pasado tuve el privilegio de disfrutar de un excelente fin de semana en Guipuzcoa con un grupo de personas que me lo hicieron muy agradable por sus atenciones, simpatía y sentido del humor. Ya he mostrado vistas de la capital Donosti en entradas anteriores, pero ahora quiero hacer hincapié a la calidad humana de todos los asistentes, que si bien no caben aquí (como Mikel y tantos otros porque no tengo fotos suyas), al menos vemos una miscelánea de cómo fueron las cosas, que empezaron con mi amigo Jesús que tras recibirme, me llevó al Bergara a ponerme morado de pintxos. El viernes acabó con una cena en una sociedad gastronómica tradicional vasca a base de comida de esa primera potencia mundial en la materia, y con merluza con kokotxas como plato principal.

También se celebró un combase láser entre los montes vascos, en el que elevando el surrealismo a le enésima potencia, mi amiga Saori Fujita, me liquidó varias veces. Hela aquí:


Sí, me ha dado por darle -valga la rebuznancia- ese toque vintagnero a las fotos, salvo a alguna.

Para mí el acontecimiento estrella fue la cena en la sidrería de Astigarraga, donde pude catar docenas de sidras diferentes escanciadas desde barriles de madera de catorce mil (14.000) litros, y degustar las vituallas que iban llegando a la mesa, desde los chorizos, la tortilla de bacalao, el bacalo con pimientos, y la chuleta de buey que parecía de brontosaurio; todo estaba para ponerse morado. De hecho fuimos y volvimos en un ortobús para evitar problemas con la conducción.

Mención especial a Nadia Shishtawi que decoró con gran arte una tirita que yo llevaba en la cara:


Matrícula de Honor a mi amiga Vailima -concentrada a la izquierda de la foto- por su aplicación en la tesis que está acabando sobre el tipo y color de los pimientos que decoran el enorme establecimiento:


¿Los ves hermosa?, en efecto se trata de pimientos morrones, y he aquí una instantánea de los mismos:


Y para acabar esta experiencia, que espero que se repita pronto, aquí estamos unos pocos durante la comida de despedida en el Monte Ulía: