Así nos la encontramos anteayer lunes catorce de diciembre, arrrrrepanchigá en el sofá, viendo la tele y quedándose ya roque. Ella sola, más ancha que larga, ajena a nosotros e incluso a que la fotografiábamos. En mitá del sofá, sólo para ella. Hasta que se quedó frita del todo y la llevamos a la cama, NUESTRA cama, la única en la que acepta dormir, entre nosotros dos. Por si alguien pregunta que quién manda en mi casa.
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