Fidel, me dejaste colgado, lo que se dice colgado, la Nochevieja de hace un par de años, y aún te estoy esperando. Mira que te haces de rogar. ¿Crees que ahora que yo no estoy y que tú tienes un pie aquí... podrán seguir manejándose en ese mundo de pobres gentes sin entereza?
Saddam, me vas a perdonar que te disculpe metiéndome en vuestra conservación, en formol u otros solutos, y en vuestra conversación; opinando que no sé si podremos, pero sí sé que tendremos fines de semana, que hasta que arriba la hora de la jubilación es, junto con vacaciones y festivos, una de las cosas que ayudan a arrostrar el devenir por este valle de lágrimas que es la fiza.
Laus Deo gratia plena
Lumen Dei
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