Efemérides y refugios.

Hoy es cinco de mayo, un día importante para mí, todos los cinco de mayo lo son, qué más da porqué, todos tenemos días importantes en nuestras vidas, onomásticas, santos, aniversarios... efemérides de todo tipo.
A veces recordamos de forma intensa, o entrañable, o desgarradora, o maravillosa, o triste, o feliz, o del modo que sea, cosas importantes que ocurrieron en nuestras vidas, y que, en la mayoría de los casos, no se repetirán.
La mayor parte de las cosas importantes en mi vida tienen que ver con Koke, si bien, no todas, lógicamente, pero creo que es bonito hacer de nuestro pasado historia, historia hermosa, construir en nuestra memoria -hasta tanto el Alzheimer o un golpe en la cabeza no nos separen de ella- un refugio en el que guarecernos de cuando en vez, un lugar íntimo y único en el que sacar brillo, limpiar, ordenar, cuidar... todo lo que nos hizo felices para rememorarlo, revivirlo y disfrutarlo, donde cobijarnos como si no fuésemos prisioneros de este presente cuya duración es infinitamente corta y que pasa a tanta velocidad, como una rebeldía contra el paso del tiempo.
Y un lugar también, ese refugio de nuestro pasado, en el que tratar de restaurar, arreglar, aprender de... lo que nos hizo desdichados, lo que hicimos mal, lo que nos hicieron mal. Quizá lo más duro de recordar es lo que hicimos mal a otras personas, sobre todo si hay o ha habido afecto del tipo que sea con ellas.
Tal vez en ocasiones, una celebración puede no ser necesariamente algo bueno, sino algo que nos hizo aprender, aunque fuese sufriendo.
Fer

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