Nuestro gremlin ha merendado hace escasos minutos un yogur, su progenitora se lo ha administrado tras cautelosas maniobras de aproximación táctica, empleando métodos aprendidos de los aborígenes de Vanuatu.
Como puede desprenderse de su expresión, nuestro rorro no tiene un muy elevado nivel de mansedumbre.
Al final todo ha concluido con éxito, sólo queda conseguir que se deje lavar... o lamer por su padre cual gato montés.