Hace ya un par o tres de años, dio la vuelta al mundo una serie de imágenes de Benedicto XVI tocado con la peculiar prenda de nuestra Benemérita institución del orden público. La máxima autoridad eclesiástica se tocaba la testa con uno de los máximos símbolos de la autoridad en nuestro país.
Ayer, empero, Joseph Ratzinger, ese hombre polifacético hasta la sublimación, se mostró ante el Orbe durante varios minutos ataviado con el celebérrimo keffieh palestino, símbolo internacional de la lucha contra el Estado de Israel. Es singular que justamente eso haya ocurrido ahora, pues muy en breve, el sucesor de San Pedro tiene prevista una visita a Tierra Santa. Me pregunto cómo les habrá sentado esa foto a los judíos, que muy pronto van a ser sus anfitriones, y ya sabemos cómo las gastan.