Tal vez unos meses en Afganistán le permitirían expandir both la fe y la paz, veremos qué se puede hacer en ese sentido.
Pero otro celebérrimo diácono de la fe ha sido, en el cambio de milenio, el Papa Clemente del Palmar de Troya, al que podemos ver en 1992, rodeado de su curia cardenalicia, en una de tantas fotografías sorprendentes que he podido obtener en esta reencarnación.
Ahora su iglesia es gobernada por Pedro II, pues su deceso se produjo a la vez que el de JP 2º del Vaticano, si bien, su Iglesia Palmariana ha marcado indeleblemente la historia de los antipapas.
No podemos quejarnos, pues nuestro país es cuna de sujetos de lo más fascinante, al menos en el entorno apostólico.