El Canon en D de Johann Pachelbel
Supongo que todos lo conoceréis, en su caso, se puede escuchar aquí:
Desde mediados de los 80’s del pasado siglo, observé que literalmente no podía escuchar esa melodía. Me producía tanta tristeza y tanta melancolía que me desconcertaba. Era un tema musical tabú para mí, y aunque intuía que debía existir una razón concreta, no la lograba averiguar.
Tardé casi veinte años en descubrir la razón, y fue explorando los oscars que Hollywood otorga cada año. Me fijé en una cinta; la mejor película de 1980: “Gente Corriente” (no trata sobre atletismo), y leí que en la banda sonora estaba justamente el Canon en D. Apenas recordaba esa película y la alquilé para volver a verla con objeto de comprobar algo que sospeché en seguida, y, sin necesidad de acabar de verla (no me entusiasma) se corroboró lo que pensaba.
Entre las películas que guardo en vídeo o dvd, está otra que me gusta y en la que también aparece la música en cuestión: “Volver a Empezar” (oscar a la mejor película extranjera en 1982).
Esta película no es de mis favoritas (como “Blade runner”, “Nosferatu”, “2001”, “Rebecca”, etc…), pero, al igual que la anterior, la vi de estreno, y me producía un efecto similar al de la melodía del título de esta entrada porque también tiene el Canon en D como banda sonora.
Poco a poco fui recordando, pensando y atando cabos (llegué a atar a un teniente coronel de estado mayor), y me percaté de que, en 1981, fui al cine con mi primera novia –la única vez que fui al cine con ella- y vimos “Gente Corriente”. Ella me dejó el 28 de diciembre de ese mismo año (eso es una inocentada y lo demás son hostias), y atravesé una profunda angustia que preferiría no catalogar como psicólogo, pero que me llevó a pensar que, si el Infierno existe, se debe parecer bastante a aquellos primeros meses de 1982.
Y fue en el 82, en pleno dolor por la amada perdida, que fui a ver (esta vez sin ella, o al menos no físicamente, pues nunca la he dejado de sentir cerca) “Volver a Empezar”.
El clima depresivo de ambas películas, el hecho de que las dos tengan de fondo el Canon en D, las circunstancias en que las vi… todo, supongo, coadyuvó a que la música susodicha se grabase profundamente en alguna víscera de mi persona (es de suponer que el cerebro).
El caso es que una vez me di cuenta de lo que sucedía, escuché con reiteración la mencionada obra de Pachelbel unas cuantas veces, y ahora ya no me desgarra el alma como antes.
Hace apenas una semana que me percaté de ello.
Y el caso es que desde hace 16 años estoy con Koke, de la que me he sentido siempre mucho más enamorado que de aquella chiquilla con la que estuve año y medio, pero, por lo visto, algunos sujetos somos reacios a olvidar según qué asuntos de nuestra vida.
Este es un caso en que la exploración del pasado en la psique ha funcionado.
Fer
Desde mediados de los 80’s del pasado siglo, observé que literalmente no podía escuchar esa melodía. Me producía tanta tristeza y tanta melancolía que me desconcertaba. Era un tema musical tabú para mí, y aunque intuía que debía existir una razón concreta, no la lograba averiguar.
Tardé casi veinte años en descubrir la razón, y fue explorando los oscars que Hollywood otorga cada año. Me fijé en una cinta; la mejor película de 1980: “Gente Corriente” (no trata sobre atletismo), y leí que en la banda sonora estaba justamente el Canon en D. Apenas recordaba esa película y la alquilé para volver a verla con objeto de comprobar algo que sospeché en seguida, y, sin necesidad de acabar de verla (no me entusiasma) se corroboró lo que pensaba.
Entre las películas que guardo en vídeo o dvd, está otra que me gusta y en la que también aparece la música en cuestión: “Volver a Empezar” (oscar a la mejor película extranjera en 1982).
Esta película no es de mis favoritas (como “Blade runner”, “Nosferatu”, “2001”, “Rebecca”, etc…), pero, al igual que la anterior, la vi de estreno, y me producía un efecto similar al de la melodía del título de esta entrada porque también tiene el Canon en D como banda sonora.
Poco a poco fui recordando, pensando y atando cabos (llegué a atar a un teniente coronel de estado mayor), y me percaté de que, en 1981, fui al cine con mi primera novia –la única vez que fui al cine con ella- y vimos “Gente Corriente”. Ella me dejó el 28 de diciembre de ese mismo año (eso es una inocentada y lo demás son hostias), y atravesé una profunda angustia que preferiría no catalogar como psicólogo, pero que me llevó a pensar que, si el Infierno existe, se debe parecer bastante a aquellos primeros meses de 1982.
Y fue en el 82, en pleno dolor por la amada perdida, que fui a ver (esta vez sin ella, o al menos no físicamente, pues nunca la he dejado de sentir cerca) “Volver a Empezar”.
El clima depresivo de ambas películas, el hecho de que las dos tengan de fondo el Canon en D, las circunstancias en que las vi… todo, supongo, coadyuvó a que la música susodicha se grabase profundamente en alguna víscera de mi persona (es de suponer que el cerebro).
El caso es que una vez me di cuenta de lo que sucedía, escuché con reiteración la mencionada obra de Pachelbel unas cuantas veces, y ahora ya no me desgarra el alma como antes.
Hace apenas una semana que me percaté de ello.
Y el caso es que desde hace 16 años estoy con Koke, de la que me he sentido siempre mucho más enamorado que de aquella chiquilla con la que estuve año y medio, pero, por lo visto, algunos sujetos somos reacios a olvidar según qué asuntos de nuestra vida.
Este es un caso en que la exploración del pasado en la psique ha funcionado.
Fer
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