El viernes pasado mi hija protagonizó -junto con todos sus compañeros del cole- una miniobra de teatro en la que cantaron unas canciones. Albita era un demonio, con cuernecitos y colita y todo, y hasta vestidita de rojo:
Hoy, en cambio, su mamá y mi mujer, Alba, ha decidido que le comprase un gorrito con una borla que... bueno, una imagen vale más que cien palabras: