Schwartzwald

Hace tres semanas visitamos la Selva Negra de Baden-Würtemberg, al Sudoeste de Alemania. A partir de la ciudad de Freiburg http://www.freiburg.de/ la carretera discurre ya por bosques frondosos con manto de helechos, serpenteando por curvas, subidas y bajadas para ir introduciéndonos en una zona profunda del país, no sólo por lo salvaje, exuberante y pintoresca, sino por el hecho de que allí, es difícil encontrar personas que hablen otro idioma que no sea el alemán.
Pero eso no constituye un problema por la amabilidad de aquellas gentes, y es debido, en gran parte, a que, si bien es una de las zonas más turísticas de nuestro consocio germano, la práctica totalidad de visitantes son de otras zonas de la misma Alemania.
La gracia de visitar esa región es pasar la noche en una de las muchas zimmerfrei que pueden encontrarse. Casas tradicionales, de madera, decoradas con flores, en las que algunas habitaciones son habilitadas de manera muy confortable para acoger huéspedes.
La sensación todo el tiempo es de tranquilidad, de sosiego, de belleza, de limpieza… tal vez extrema, porque en tres días no vimos ni una sola colilla o papel en el suelo en ninguno de los pueblos a los que fuimos.
Las noches eran relajantes y placenteras, y, el sábado, cenamos en Todtmoos
http://www.todtmoos.de/servlet/PB/menu/-1/index.html (está en varios idiomas), en el corazón de la región, en un restorán en el que un abuelete tocaba la cítara (el instrumento de “El tercer hombre”), y una "walkiria" de doce arrobas ataviada con el traje regional interpretaba canciones clásicas regionales. No, “Tomorrow belongs to me” no la cantó, eso es de la película “Cabaret”.
Los hechos a destacar son, justamente, las zimmerfrei en las que nos hospedamos. De la segunda, particularmente pintoresca y cuyas habitaciones eran muy confortables –con todo y su ducha- y con vistas espectaculares, y con un desayuno copioso típico de la región, el matrimonio octogenario que la regentaba nos trató como si fuéramos de la familia, y, al irnos, se quedaron los dos en la puerta un rato largo sonriéndonos y saludándonos con la mano (no, del modo ese no, eso está prohibido allí), hasta que el coche desapareció en la lontantaza con nosotros dentro, y nos cobraron por todos los servicios dieciséis Euros por persona. Espectacular en los tiempos que corren. Un viaje recomendable.
La otra cosa singular es que ese fin de semana teníamos previsto ir a Praga, a unas ocho horas de Bruselas, pero acabamos en este otro sitio. Pero he aquí que mi amigo Sergio (vino con Koke y conmigo) conoció en el bar del pueblecito a una hermosa habitante de Praga que allí trabajaba, y con la que entabló una corta pero intensa amistad. Muy intensa, de hecho. Por si fuera poco, el pueblo de la última noche, el de los abueletes encantadores (él, por la edad es evidente que vivió un pasado similar al de nuestro actual Papa, pero qué le vamos a hacer), se llamaba Präg.
Son singulares coincidencias. A mí en las casualidades me cuesta creer.
Desde Barcelona no está lejos la Selva Negra para pasar unos días, y en el itinerario se puede también conocer Suiza y Alsacia, con ciudades tan hermosas como Colmar http://www.guiarte.com/colmar/ que está a escasos km. de Freiburg. Allí elaboran excelentes vinos:

El crepúsculo

En mil novecientos ochenta y dos, un grupo de una docena de amigos borrachos, en Calafell (Tarragona), en la tarde de San Juan, fuimos a la playa a ver la puesta de Sol sobre la límpida línea del horizonte en las aguas del Mare Nostrum. Nos pareció romántico... y prometedor.
Pero el Sol se puso sobre unos apartamentos que no podían ser más cutres.

Alguien dijo de volver de madrugada para ver amanecer sobre el mar, nadie contestó y hubo un largo silencio, la frustración de la "puesta de Sol sobre los apartamentos" había sido devastadora. Mi amigo Rubén se echó un pedo y todos nos reímos. Rubén tiene esos golpes.

Esa noche grabamos unas psicofonías, también en la playa, pero Rubén no lo puso fácil. Casi todo el material grabado fueron proctofonías.

Al amanecer yo estaba en el coche con una chica que se llamaba (supongo que se seguirá llamando) "Mariajo", de María José. Ella estaba en cueros y yo la tocaba y eso.

No me fijé por dónde salió el Sol.

Efemérides y refugios.

Hoy es cinco de mayo, un día importante para mí, todos los cinco de mayo lo son, qué más da porqué, todos tenemos días importantes en nuestras vidas, onomásticas, santos, aniversarios... efemérides de todo tipo.
A veces recordamos de forma intensa, o entrañable, o desgarradora, o maravillosa, o triste, o feliz, o del modo que sea, cosas importantes que ocurrieron en nuestras vidas, y que, en la mayoría de los casos, no se repetirán.
La mayor parte de las cosas importantes en mi vida tienen que ver con Koke, si bien, no todas, lógicamente, pero creo que es bonito hacer de nuestro pasado historia, historia hermosa, construir en nuestra memoria -hasta tanto el Alzheimer o un golpe en la cabeza no nos separen de ella- un refugio en el que guarecernos de cuando en vez, un lugar íntimo y único en el que sacar brillo, limpiar, ordenar, cuidar... todo lo que nos hizo felices para rememorarlo, revivirlo y disfrutarlo, donde cobijarnos como si no fuésemos prisioneros de este presente cuya duración es infinitamente corta y que pasa a tanta velocidad, como una rebeldía contra el paso del tiempo.
Y un lugar también, ese refugio de nuestro pasado, en el que tratar de restaurar, arreglar, aprender de... lo que nos hizo desdichados, lo que hicimos mal, lo que nos hicieron mal. Quizá lo más duro de recordar es lo que hicimos mal a otras personas, sobre todo si hay o ha habido afecto del tipo que sea con ellas.
Tal vez en ocasiones, una celebración puede no ser necesariamente algo bueno, sino algo que nos hizo aprender, aunque fuese sufriendo.
Fer

Millau, la madre de todos los puentes

Al acabar las vacaciones de semana sacra, o ilíaca, o sagrada, o como se diga, Koke y yo volvimos de Barcelona a Bruselas a traves del nuevo viaducto de Millau, que está a 360 metros de altura sobre el valle de Lot, siendo así que la Torre Eiffel, de estar colocada debajo de la autopista, debería ser cuarenta metros más alta para rozar con la antena la parte de abajo (de la autopista).
Es el puente más alto del mundo, y la sensación de ir en coche sobre él es la misma que ir en avión:





Más información aquí: http://www.viaducdemillau.com
 
En algunas de las fotos no se ve el fondo del valle porque cien o doscientos metros por debajo del viaducto hay... nubes. La música de fondo es muy bonita. Está a unas tres horas (o y pico) de Barcelona y es un hermoso lugar de la Francia profunda para pasar un finde.

Preocupaciones

Nieva del copón en Bélgica, y lo hace también (nevar) en España.

El fin de semana próximo (4, 5 y 6) voy en bión a Barcelona, y me da miedito de que se suspendan o desvíen vuelos u ocurran cosas por el estilo, por si fuera poco dice el parte que a partir de mañana la cosa va a enchunguecer.

Cómo me acojona pensar los "fresquita" que estará mi casa de Barcelona hasta que empiece a funcionar el calefascismo, que por otra parte es nuevo -individual-, y su manejo constituye para mí aún el más críptico de los misterios.

Estas cosas me preocupan en la tarde de hoy.

Los viejos rockeros se reencarnan

Recientemente he asistido con Koke a un concierto de uno de los más célebres cantantes flamentos, belga pues, y por tanto poco conocido, que es el sino de los súbditos del “Rey de todos los belgas”. Pues es sabido que el libro “Belgas famosos” consta de pocas páginas y menos lectores, esta es la web de Helmut Lotti:

http://www.helmutlotti.be

Helmut empezó su carrera musical a los ocho años de edad imitando a Elvis Presley, dándose la circunstancia de que está dotado con una voz prodigiosa.

Canta en una docena de idiomas canciones de casi todas las partes del mundo, en ruso, hebreo, suajili, italiano, español, francés, inglés, etc... es jóven, creo que tiene 35 años o así, actúa fundamentmente en Alemania, Bélgica, Holanda y pocos países más de esta zona de Europa, puede verse en el calendario de actuaciones de su web:

http://www.helmutlotti.be/index2.htm

Lo entrañable de sus espectáculos es la divertida forma en que se trata con sus cmpañeros músicos y del coro y el toque humorístico y simpático que da a todo lo que hace, cantando por ejemplo, en español “Bésame mucho” en un determinado momento, agachado ante el público, para que las fans puedan acercarse a darle besos (en la cara) y entregarle flores u otras ofrendas.

El caso es que de los miles de imitadores que Elvis ha tenido desde que desapareció –simulando su muerte-, es Lotti el único que borda su voz, hasta el punto de haber publicado un disco en el que canta algunas de sus canciones, este en conctreto:

http://www.helmutlotti.be/index2.htm

Ahí puede verse su afición por el de Tennesse, y de qué forma recorrió su hábitat en el Sur de EEUU para conocer a fondo las esencias del Rey.

La afición por Elvis de Helmut hace que incluso alguna canción de otros países o artistas, la interprete descaradamente con la voz del Rey del Rock.

Su forma de bailar es también la más lograda a la hora de imitar al ídolo de la legión de elvíticos memphinianos de todo el mundo entre los que me cuento.