Ante los teleoperadores

A Pedro le ha llamado hoy un comercial tan manipulador y petardo que él no pensaba que pudiese existir gente así. Esta ha sido la conversación:
- Pedroooo!! (Tono de amigo fraternal que lleva años sin verte y corre a darte un abrazo) Soy fulano de cual, llamo de (no sé qué empresa de mierda que capta gente para que invierta en el Forex)!!!!
- No me interesa, lo siento
- ¿!Pero cómo lo puedes saber si aún no te he explicado nada!?
- No me interesa el Forex, lo siento 
- ¿No le interesa ganar dinero?
- Lo siento, estoy trabajando
- Ah, pues mira, abre esta página en el ordenador...
- Lo siento, es que estoy trabajando (ya medio cabreado, los compañeros ya riéndose porque tenía el volumen del teléfono alto y se enteraban de la conversación, además el tipo casi gritaba)
- ¿Y prefiere seguir ahí trabajando para otros (tono de quien es condescendiente con un pringado en un trabajo de mierda) en vez de estar ganando dinero con nosotros?
- NO me interesa
- ¿No le interesa ganar dinero?
- Estoy trabajando y NO me interesa

Cuelga directamente, como ofendido...

Propongo diversas técnicas para combatir este horror, pero a mí ya no me llama nadie hace años.

Como suelo tener tiempo libre, descuelgo y veo de qué se trata, y voy diciendo "sí..." ... "sí"... (no escucho lo que dicen). Al cabo de mucho rato les digo hablando muy despacio: “a ver, explícame eso, es que no he entendido nada”. Y repito la secuencia hasta tres horas si hace falta. Sé que cobran por resultados y en muchos casos sin otros ingresos que los resultados, por lo que su tiempo es importante.

Otro hábito que tengo es decir, al descolgar a teléfonos desconocidos, chorradas del tipo "Ave maría purísima, herebano" (con voz de cura preconciliar); o "Heil Hitler!", o contestar en hebreo, o "Comandancia de la Guardia Civil, dígame", o cualquier otra sandez. Eso desanima mucho.

Mano de santo es contestar en catalán, y no cambiar de idioma pase lo que pase; eso les crispa sobremanera, y te llaman "maleducado" para colgar después casi en el 100% de los casos.

Y por último, también hago lo que propone Francesc; dejo el teléfono sin colgar encima de la mesa y sigo a lo mío. Ya cuelgan ellos, supongo, un día u otro. Esto es lo más habitual porque no siempre estoy con tanto tiempo libre.

Pero reconozco morbosamente que me ponen las llamadas de los teleoperadores por lo mucho que te puedes divertir con ellos. Al caso de Pedro, por ejemplo, le hubiese dicho que no trabajo ni lo necesito, que soy rentista millonario, un terrateniente andaluz con varias ganaderías y un molino de maíz que funciona con energía fluvial. Y que una vez vi un dirigible.