El sábado 10 de septiembre, tras un par de horas de vinos y pinchos, nos reunimos media docena de amigos en el centro de Santander, y dimos buena cuenta de un cochinillo entero y verdadero. Con algunas guarniciones, y sobre todo con bien de pan y bien de vino. Son cinco horas seguidas de asado para obtener un resultado así, y el precio muy asequible. Espero que repitamos pronto. Aunque esta ya era una repetición.