Tras unos días en Asturias, disfrutando del agua -de una piscina que le gusta a mi hijilla-, de la buena pitanza, y de incomparables paisajes, ayer volví a Internet.
Hay que aceptar que unos días fuera de la red de redes relaja la psique y sosiega el ánimo como pocas cosas.
El caso es que cuesta creerse que hace sólo viente años esto no existía, y tan felices que vivíamos.
Pero también es cierto que aquí (en la red, no específicamente en Facebook) estoy de nuevo.