Para vergüenza y escarnio de la Ciudad Condal y del mundo, en el primer tercio del siglo XX y como puede verse en la foto, existió en Barcelona un hospital nada menos que homeópata; es decir: un lugar en el que se ejercía una superchería sin el menor pudor ni recato, sin que se curase nada a nadie más allá del efecto placebo; pero con la anuencia de las autoridades. Puede verse también, y para más INRI, la implicación religiosa evidente en el nombre del centro.