La amabilidad de los japoneses, cuando se está en aquel país, supera todos los tópicos y todos los ejemplos que se hayan escuchado. He tenido la suerte de comprobar hasta qué punto el país es limpio, ordenado, próspero, moderno, tradicional, y tiene tantas otras características más. Pero un ejemplo puede ilustrar hasta qué punto son amables y sobre todo eficientes.
Hace unos meses en el trayecto en tren Tokio - Hakone debíamos por el horario hacer transbordo, acudimos a un operario en la estación principal de la capital nipona, de uniforme, arrodillado y limpiando con un paño húmedo una máquina de las que sirven para registrar en ellas los billetes. Tras darnos todas las explicaciones necesarias, además extrajo una libreta y un bolígrafo y nos hizo esta anotación. En una estación que por su tamaño y número de viajeros deja a cualquier gran estación europea como un andén de metro.