Alba mi mujer y Alba Celaya, mi hijilla, montadas ayer en Navarra sobre la Montesa Enduro 360 H6, perfectamente restaurada, que me ha regalado mi amigo Dani Impuesto. Una moto de 1981 que no puede ser arrancada ni conducida por cualquiera, por su peso, sus cuarenta caballos de potencia, y su forma de levantarse y encabritarse como un tiranosaurio. Es una verdadera maravilla. El sueño de cualquier motero como yo.