Vidas y gentes peculiares
Nikita Szryck, subyugado por la fuerte personalidad de su esposa Dolores, decía que sí a todos sus caprichos más inauditos. Esta mujer dominante y sin escrúpulos hacía pasar a su esposo toda suerte de humillaciones y vejaciones. Ella disfrutaba contando a todo el que quisiera escuchar que Nikita era un amante particularmente nulo, pero este último no se inmutaba; totalmente arraigado a su vida tranquila y sin historias, ostentaba constantemente una sonrisa de simplona felicidad, pero sin embargo, una noche de noviembre, durante las incesantes mofas de su esposa, Nikita se lanzó sobre ella, degollándola con el cuchillo del pan para, según sus declaraciones a los policías venidos a detenerle, "que deje de pasar de un lado para otro mientras miro el partido en la tele".