Siguiendo con los anuncios que otrora fueran paradigma de reclamo publicitario, y no hace tanto tiempo de hecho, que los padres de muchos que aquí leen pueden acaso recordarlos, vamos a echar una ojeada a estas tres joyas de los cincuenta del pasado siglo (con su cándido empleo del arma nuclear en el sector del marketing); aquí está una bebida que no pocos dudamos de si realmente alguna vez ha existido o no, porque ni la hemos probado, ni visto siquiera, ni tenemos referencias de ella de primera mano; la zarzaparrilla:
Es sorprendente la cantidad de propiedades y virtudes que tiene, tan sorprendente como lo imposible de encontrar un frasco para libar su contenido y constatar sus efectos. Pasamos ahora a la solución definitiva contra la alopecia, que como veremos viene de la mano de la bomba atómica; drástico remedio sin duda. Una solución perfecta para un problema inexistente, pues siempre he pensado que para la calvicie hay infinitos remedios, como por ejemplo este:
...pero una solución: dignidad. Existen pocas cosas más idiotas que los hombres preocupados por quedarse calvos, y a la cabeza van los que elaboran complejos anasagastizados craneales al peinarse. Pasemos ya al colofón global que nos dará una pátina de connaiseur; este exquisito tratado sobre educación y mundología:
Y es que no hay más cera que la que arde: si no eres un triunfador es porque no quieres, de la mano de Gassó Hermanos. Me pregunto si seguirán vivos.