Desde la cima de la Torre Eiffel. Había viento fuerte de levante. Pero cielo despejado y excelentes vistas. En el piso superior descubierto, sobre el de los turistas con vértigo. Aquí arriba hasta hay un puesto con copas de champagne. La semana pasada dimos unos paseos agradables, cansados pero compensados con buena mesa en esta ciudad en la que Alba y yo nos sentimos en casa, y a la que fuimos acompañados por unos buenos amigos.