Hoy me he reunido con una alta personalidad. O bueno, él conmigo, según cómo se mire: el Presidente Revilla.
Hace ocho meses y doce kilos que llegué a Santander.
Menos mal que soy un asceta y puedo eliminar todo este tocino sobrante en un par de meses. La culpa es del médico que en las ITVs habituales me dice que no tengo nada mal ni ningún motivo para adelgazar. ¿Será cabrón?