Las vidas y aportaciones de
hombres de ciencia que podemos ver en la serie Cosmos, pero como ejemplo del
estudio de la ciencia moderna en general, me han hecho pensar en un figura
paradójica:
Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim
Que
se hacía llamar "Paracelso" por si acaso su nombre real no era lo
bastante imponente.
De sus tres facetas cabe
dejar a un lado las de astrólogo y alquimista por ser tan al uso de la época
(hace medio milenio) y junto con la religión que practicaban tantos científicos
célebres, asuntos concernientes al maguferío.
Pero en cambio Paracelso
contribuyó a sentar las bases de la medicina y muy en particular de la cirugía
moderna, al sacarla literalmente de las barberías. Impulso la farmacología y
hasta aportó su saber al mundo de la vacunación, y por ser un personaje
controvertido siempre queda la duda sobre si incluirlo entre los científicos
grandes, pequeños o medianos de la historia (ya digo que dejando de lado
inquietudes suyas como las han tenido otros grandes sabios que iban a misa, a
la sinagoga o a la mezquita con convicción).
Pero de él se han dicho
durante su vida cosas como esta:
«Has salvado a Frobenius,
que es la mitad de mi vida, del mundo de las sombras.»
(Desiderio Erasmo en carta
a Paracelso, al enterarse de que éste había salvado, en 1527, la vida de Johann
Frobenius, impresor protestante y humanista que padecía una grave infección en
una pierna, que podría haber sido amputada.)
De igual modo que el propio Paracelso dijo esto:
«No debe haber ningún
cirujano que no sea también médico. Donde el médico no sea también cirujano no
será más que un ídolo que no es sino un monigote.»
Aún así en este caso
particular siempre queda la duda sobre si pesa más su faceta de
"mago", por la que tan denostado fue en vida, o la de médico. En esta
última parece que sus aportaciones fueron impulsoras o positivas en ese campo.
En todo caso cualquier
fuente que se busque sobre este personaje deja un regusto doble de interés por
sus avances en farmacología y cirugía, pero de reserva por su inclinación hacia
otros campos que tal vez fuera en realidad fruto de la costumbre y tradición de
la época en que le tocó vivir y la ausencia de otros lugares en los que buscar.