El Viaducto de Millau es el puente más alto del mundo, hasta el extremo que que si la Torre Eiffel estuviese debajo, le faltarían viente metros para llegar a tocarlo.
Esta superestructura, diseñada entre otro y para variar por Norman Foster, sobrevuela literalmente el Valle del Lot, en la Francia profunda y antes intransitada, y circular por él en coche causa una sensación parecida a volar en avión. Debajo del puente con frecuencia hay nubes, y bajo ellas pueblos. Reduce en dos horas el itinerario Barcelona - París, como llevamos disfrutando los barceloneses cuando elegimos el coche como medio de viajar a la Ciudad de la Luz.
La llegada y acceso al puente en efecto a
veces impresiona a los conductores que se ven llegando a ese lugar. En
particular si debajo y a cientos de metros, y hasta por encima e incluso por enmedio sólo se ven nubes:
Pero también se da el caso de atravesarlo en días soleados.