Verano en la Selva Negra - Schwarzwald

Schwarzwald, la Selva Negra, es un lugar recurrente al que ir en verano Alba y yo; en coche, en tren, y cómo no: en avión hasta alguna ciudad cercana, y de desde allí coche de alquiler y paseos por la comarca. Las características del sudoeste de Alemania son la posiblidad de encontrar alojamiento en zimmerfrei o gasthaus muy bonitas, casas rurales alemanas antiguas, pero no restauradas y preparadas para turistas, sino casas pairales de cuatro o cinco siglos; cuyos propietarios te reciben con gran amabilidad, te recogen el equipaje aunque ellos tengan más de ochenta años y tú poco más de treinta o cuarenta, y por menos de 20 € te dan un excelente alojamiento, con desayuno alemán que si te lo acabas te sirve de comida y merienda, y en un entorno que para describir, opino que una imagen vale más de 428 palabras; esta es Alba en la ventana de nuestra habitación en una zimmerfrei de Präg (Selva Negra), un pueblo de muy pocas casas, porque salvo en Todtmoos (la ciudad más grande), las localidades se miden por casas, no por calles:




Y este soy yo, pues eso mismo, antes de la cena ese día o el siguiente, en Todtmoos:



Se trata del aperitivo previo en forma de Weißbier en la terraza de un local, a cuyo interior pasamos más tarde, y allí, además de una cena espectacular a base de caza en un local espectacular muy antiguo, y regada con buenos vinos, había un abuelete que acompañaba a los parroquianos con música interpretada con un instrumento similar al que puede verse al principio de la película "El Tercer Hombre"; y sé perfectamente que esto mismo lo he escrito tras otros viajes a la Selva Negra en este mismo blog, pero no, no era el mismo bar ni era el mismo músico. Se conoce que los alemanes del sur son gentes de constumbres. Es como si un alemán viene siete veces a España y las siete le sirven sangría y paella y cantan canciones de Manolo Escobar.

No sé... el rollo alemán lo veo menos hortera, y me atrevería a jurar que hasta estoy siendo objetivo.