El Cadillac Series 62 Club Coupe, y concretamente el de 1949, ha sido siempre mi coche favorito. En color negro. Es un coche que me trae muchos recuerdos de una época muy feliz, hacia el final de la adolescencia. Costaba creerse que pudiera ser tan grande, y al verlo y montar en él, ayudaba a cambiar la percepción sobre los coches estadounidenses que aparecen en las películas, porque en la pantalla se ve que son grandes, pero no parecen tan mastodónticos, en particular los construidos tras la Segunda Guerra Mundial y hasta final de los años setenta.
En estas parejas de tres fotos puede verse un ejemplar real, perfectamente restaurado por GMC, e inmediatamente debajo y en el mismo ángulo, una réplica a escala 1:43 de Western Models Collectors Edition (WMCE), la mejor manufacturera que existe de vehículos en miniatura. No sabría decir cual de ambos me gusta más, porque la realidad es que ni el original ni la maqueta sirven para mucho más que mirarlos o tocarlos. Bueno, con el de verdad puedes darte una vuelta, pero muy corta y por según qué lugares dada la legislación sobre vehículos clásicos.
Lateral
Frontal
La perfección de la réplica es espectacular, y el riesgo de que un niño lo veo y quiera jugar con él también, por eso he de guardarlo en alto.