No recuerdo la noticia de alguien fallecido en España a causa de un terremoto en toda la vida, y casi tengo medio siglo. Quizá haya ocurrido en este tiempo, pero es la primera vez que veo que aquí también puede suceder lo que parece propio de lugares muy remotos. No debe de ser frecuente por la manera en que todos hemos podido ver derrumbarse la cúpula de torre una iglesia que llevaba ahí varios siglos. Ver las campanas en el suelo me ha dejado perplejo. Es una noticia dramática el terremoto de Lorca, por sus muertos y heridos, y por quien se ha quedado sin casa y con pánico ante posibles nuevos envites sísmicos; pues el drama humano siempre es lo peor. Pero también es desconcertante en un país en el que tengo la sensación de que no soy el único a quien algo así ha resultado casi ajeno.
Fernando
Fernando
