Dice mi señora esposa que ella también ha tenido veinte años, y lo refrenda en Facebook con esta foto, si bien, yo no le veo grandes cambios en el tiempo pasado. Recuerdo, eso sí, aquella mirada grave y penetrante, que le daba ese aire de inaccesible que tantísimo me hizo sufrir durante los meses en que me esforcé por convencerla de que yo debía ser su novio y no otro.