Existe o existía en mi ciudad, Barcelona, una especie de círculo literario (exquisitamente restringido, supongo, y en particular al respecto de acumular virginidades y caspas) que al posible y futurible miembro le hacían la prueba de fuego de preguntarle por "La sombra del viento". Si cantaba alabanzas a dicha novela, le negaban la entrada.
Ocurre en el mundo del saber y la intelectualidad, las ideologías y el pensar, que a veces se cree listo quien no es otra cosa que un enteráo, o que se cree mierda quien no llega a pedo.
Meándome nuevamente con abundante espuma en la boca de los pseudoparaintelectualoides que desprecian "La Sombra del Viento" de Carlos Ruiz Zafón, actualmente leo a la vez "El Juego del Ángel" (regalo de mi mujer), y "Marina" (recomendado por uno de mis mejores amigos), ambos del escritor barcelonés.
Otro grupo de Barcelona, en este caso de alumnos de la facultad de Derecho, era famoso en los setenta/ochenta por lo cuasi imposible de superar que resultaba la prueba de acceso. Además, existía amenaza de muerte en caso de fallar al lograrla y revelar en qué consistía.
Mi amigo Paco ingresó en ese club, pues superó la prueba, que paso a describir: Reunido el "tribunal" con togas, en semicírculo y con gran solemnidad, exigieron al neófito que se colocase ante ellos, y el “decano” de la cofradía le dio la siguiente orden extendiendo la mano hacia él: "cague usted".
Cuando conocí la prueba de ingreso en el círculo literario que en esta entrada nos ocupa, recordé iso-fato (que dicen en Galicia) este otro procedimiento de ingreso barcelonés de esas pobres almas faltas de cariño. No veo grandes diferencias entre ambas asociaciones ni en las tomaduras de pelo en que consisten sus respectivas "oposiciones de acceso".
Y ya lo decía mi agüela: “es la falta de cariño lo que llena los bares”. Bueno, siempre he pensado que se refería a los puticluses.
Pero sí me recuerdan a la cantidad de tonterías que se toman por ciertas y verdaderas por tantos y tantos cretinos. Y mirad otra cosa que os voy a decir yo a vusotro: me recuerdan ambas mucho, muchísimo, a las isoflabonas de soja y al piritionato de zinc.
Otrosí, he aquí una entrada sobre “La Sombra del Viento” en la que, por cierto, pese a ser una novela maravillosa, se cometen errores técnicos garrafales –y sin la menor importancia- sobre los que me permito llamar la atención:
http://lumen-dei.blogspot.com/2006/01/meisterstck-149.html
Besitos
Fer